Proyecto Educativo Institucional
La comunidad educativa perteneciente al Instituto Técnico Superior de manera consciente y responsable debe responder a las exigencias culturales, sociales, científicas y tecnológicas propias del Siglo XXI, en todos los aspectos relacionados con sus SABERES entendiendo estos como Sistemas de Conocimientos, Sistemas de Habilidades, Sistemas de Destrezas y Sistemas de Valores, que le permita enfrentar los nuevos retos enmarcados en la ley, las exigencias del estado y la sociedad y las competencias universales tales como:
- El conocimiento del Conocimiento
- El Conocimiento Pertinente
- La Identidad Terrenal
- La Comprensión
- La Ética del Genero Humano
- La Transformación de los Problemas.
Al mismo tiempo teniendo en cuenta el Modelo del Egresado y los diferentes campos de acción y esferas de actuación definidos para las especialidades y programas, para que de esta manera puedan ser competentes en el mercado laboral propio de la región.
Diseñar, plantear y desarrollar una propuesta teórica, conceptual y metodológica, que teniendo como base el actual marco de legalidad educativa y las políticas educativas estatales, responda a las necesidades de la comunidad educativa del Instituto Técnico Superior, dando satisfacción a las exigencias del mercado laboral, los valores propios de la sociedad del siglo XXI, siendo acorde con los propósitos y principios educativos de carácter global.
Diseñar planes de estudio que mediante sus CONTENIDOS, respondan a las problemáticas sociales planteadas desde las diferentes áreas de formación (académica, técnica, ético-moral), que les haga competentes en los diferentes campos y esferas laborales a los que apuntan sus programas y especialidades.
Establecer Convenios, desarrollar planes de mejoramiento e implementar Programas de Educación no formal que satisfagan las expectativas de formación científico-técnica, de los diferentes estamentos de la comunidad educativa y que los afecte de manera positiva.
Involucrar los valores como componentes esenciales de formación humana y técnica que respondan a las más altas exigencias de la sociedad actual, ya sea local, nacional y/o global.
Diseñar y desarrollar proyectos, y otras actividades intra y extracurriculares con una marcada tendencia hacia la identificación, enfrentamiento y transformación de los problemas que se plantean como su razón de ser.
Diseñar y estructurar el componente administrativo, organizativo, operativo y financiero, que permita adelantar la gestión del proyecto planteado con una mínima tasa de dificultades.
La comunidad educativa del Instituto Técnico Superior y de manera especial los estudiantes en él matriculados, en sus diferentes niveles educativos en general y en los programas de formación y especializaciones en particular requieren adquirir SABERES Y COMPETENCIAS que los conviertan a futuro en egresados competentes para el campo laboral propio de la región y les permita desde su formación (ser – saber – saber hacer) convertirse en actores sociales con liderazgo, que impacten no sólo a su cercano entorno, si no también que puedan incidir en sus problemas.
El proyecto es viable en la medida en que las necesidades educativas y de formación (problemas) están bien planteadas, adicionalmente existen los recursos políticos, sociales, económicos, técnicos y humanos necesarios para la solución de éstos.
La institución responde a las estrategias políticas educativas planteadas en el Plan de Desarrollo Educativo 2001-2003 (Una Ruta Segura). Ellas son:
- Gratuidad en la educación para los estudiantes de los diferentes ciclos, en la medida en que se avance en la certificación del Municipio de Pereira en materia educativa.
- Focalización de los recursos municipales hacía la población de menores ingresos, diseñando mecanismos de asignación de recursos para los hogares más pobres.
- Racionalización educativa: Aprovechamiento y aplicación de la capacidad instalada, fusiones de instituciones educativas, ajustes a la carga académica y convenios con ofertas privadas.
- Implementación de subsidios educativos y transporte.
- Fomento a la retención escolar.
- Atención a las necesidades educativas de la población con necesidades especiales.
- Formación en valores de convivencia para lograr mayores niveles de participación y compromiso con la vida escolar y comunitaria.
- Reestructuración administrativa, fortalecimiento de los sistemas de información.
- Planeación, implementación del nuevo sistema escolar con colegios completos.
Para hablar o referirnos al Instituto Técnico Superior de Pereira con el propósito de calificar, evaluar y definir su importancia, trascendencia y nivel de calidad que ofrece, es necesario hacer un breve recorrido por las reformas, por los cambios y por las transformaciones que a través de sus 63 años de vida institucional ha tenido que pasar, es decir, debe conocerse mínimamente su historia y esencia para evitar caer en equívocos o en juicios de valor que en lugar de construir, contribuyen a destruir una obra y un patrimonio que es de toda la comunidad.
Dada la creciente actividad comercial por la que atravesaba Pereira por los años 40 y la necesidad de tener mano de obra preparada para atender los requerimientos básicos de la naciente industria de la región y del crecimiento urbano, surge el Instituto Técnico Superior en enero de 1943 como una escuela de Artes y Oficios, con programas específicos de mecánica, electricidad, carpintería, albañilería y latonería, mediante acuerdo entre el Gobierno Nacional, el Departamento de Caldas y el Municipio de Pereira.
Para el año de 1948 gradúa su primera promoción de expertos en las artes y oficios ya mencionados.
Con base en los resultados obtenidos hasta ese momento el Gobierno Nacional decide en septiembre 7 de 1951 mediante Decreto 1890 del Congreso de la Republica, otórgale el nombre de INSTITUTO TÉCNICO SUPERIOR.
En 1955, el Departamento de Caldas en razón a la necesidad de capacitar obreros y personas adultas, y de elevar el conocimiento técnico, crea en el Instituto Técnico Superior la “Capacitación Obrera”, con cursos de formación en áreas técnicas como Mecánica, Metalistería, Fundición, Carpintería y Electricidad, estos se ofrecían en jornada nocturna, se siembra así la semilla de lo que sería el SENA de Pereira y la misma Universidad Tecnológica de Pereira. En este mismo año (1955) se funda Hilos Cadena y son los obreros formados en el Técnico los que se vinculan a la naciente industria.
En 1958 se le cataloga como uno de los tres mejores Técnicos del país, junto con el Pascual Bravo de Medellín y el Técnico Central de Bogotá.
Para los años 60 el Instituto Técnico Superior también se convierte en buena medida en gestor de la creación de la Universidad Tecnológica de Pereira.
En 1960, todos los aspirantes a ingresar eran mayores a 14 años, se estudiaba hasta quinto año, y se recibía el título de experto; y para ser bachiller técnico debían estudiarse 7 años, siendo el único técnico del país que estaba autorizado para hacerlo.
Decisión que se convalida mediante Resolución No.5871 de noviembre 16 de 1961 la que le otorga la facultad al Instituto Técnico Superior de titular o graduar a sus Bachilleres de Técnicos Industriales.
En 1961 egresa la primera promoción de Bachilleres Técnicos Industriales.
En 1964. Se abre la sección nocturna para solucionar en parte el problema de formación de obreros, amas de casa, empleados.
1974 es el último año en el cual se expide el título de Experto (con cinco años de estudio). De ahí en adelante sólo expedirá el título de Bachiller Técnico con 6 años de estudio, eliminando un año de formación, así se procura abrirle mercado a las tecnologías en la Universidad Tecnológica de Pereira, este es el resultado de una presión política, más que académica. Hasta este año también la jornada escolar era ordinaria y de domingo a domingo, porque tenía que asistirse a misa en formación de comunidad.
A partir de 1965 se implanta la jornada continua de 7 a 1:20 PM.
En 1966 se inicia la construcción de la nueva planta física en la Julita.
Entre 1967 y 1968 se produce el traslado hacia La Julita y la ocupación de la nueva sede ante “la amenaza de ocupación”, por parte de la Universidad Tecnológica de Pereira de la construcción que estaba en curso para el Instituto Técnico Superior.
En 1974 se expide el decreto 080 y la Resolución 2681 que definían el plan de estudios e intensidades horarias a desarrollar en los colegios de bachillerato técnico industrial con 40 períodos semanales de 45 minutos cada uno, es decir, la misma intensidad horaria del 2004, 30 períodos semanales de 60 minutos (en minutos 1800).
En 1975 se amplían las jornadas diurnas recibiendo alumnos en la tarde hasta grado séptimo.
En 1977 se amplia la admisión de alumnos hasta grado noveno.
En 1976 ingresaron las primeras cinco (5) mujeres en grado diez (10º) de las cuales se graduaron solo 3 en 1978 en Dibujo Técnico.
Desde entonces se han admitido alumnas mujeres en pequeños grupos, sin superar la población masculina, en ningún momento.
A partir de 1982 se inicia un proceso de reorganización interna, de planeamiento educativo, de creación de departamentos académicos, de mejoramiento en el bienestar estudiantil, siempre contando para ello, con la oposición sobre todo, de parte del profesorado, que no entendía los nuevos retos y dinámicas en el sector educativo, lo cual todavía hoy tiene ocurrencia.
Así llegamos hasta 1990 con un colegio eminentemente masculino con una gran autonomía institucional, con dependencia directa del Ministerio de Educación Nacional, a través de la División de Educación Técnica, con rectores que tenían suprapoderes a todos los niveles, con presupuestos fijos y significativos, con aportes y recursos también fijos por Ley 21.
Para 1994 se expide la Ley 115 o Ley General de Educación y sus primeros Decretos reglamentarios, el Departamento de Risaralda se certifica para administrar la educación, Pereira por su parte inicia el proceso de consolidación de la Secretaría de Educación Municipal y da los primeros pasos hacia la certificación que se alcanza definitivamente para el año 2003.
El Instituto Técnico en 1994 comienza a adaptarse a los nuevos cambios y retos propuestos en la reforma educativa, iniciando la elaboración del Proyecto Educativo Institucional, la redefinición del Plan de Estudios y todo lo relacionado con la nueva institución, deja de depender del Ministerio de Educación Nacional y entra en una dependencia directa de las Secretarías de Educación del Departamento y del Municipio respectivamente; empiezan a escasear los recursos, el rector pierde los suprapoderes. El Instituto Técnico Superior tiene la obligación de entrar a auscultar en el entorno las nuevas necesidades de formación, por cuanto ya no es competitivo, ni competente con la apertura y con el nuevo modelo económico, además que los talleres y las llamadas especialidades se han ido quedando rezagados viviendo de sus glorias y recuerdos.
Ahora bien, hasta mediados de los años 70, la población estudiantil que ingresaba al Técnico no podía tener una edad inferior a los 14 años, incluso se tenían alumnos con edades entre 28 y 30 años, la estatura era también un condicionante para ser admitido, por el riesgo, tamaño y peso de las máquinas que debían manipularse; otra razón de la edad y la estatura, era que básicamente aquí se formaban obreros y mano de obra calificada, por cuanto el técnico reemplazaba la función que actualmente desempeña el SENA, es decir, formar en competencias laborales específicas.
Si se compara esa población con la que actualmente llega al técnico con promedios de edad que no superan los 10 años y con graduación a los 16 años, lo cual es altamente significativo; puede afirmarse, que mientras los maestros, la institución, los egresados y autoridades, tenemos un esquema mental de disciplina, de academia; cuando en ocasiones desde el colegio pretendemos seguir trabajando con conceptos y con orientaciones que fueron válidas para los años 40 y siguientes; a nuestros actuales alumnos, niños y jóvenes no les interesa en grado sumo la academia, ni las competencias laborales, ni los estándares, ni las pruebas censales y mucho menos, la disciplina férrea, a nivel del aprendizaje, de la formación y de la convivencia social; tienen ellos (as) otros sueños, otras expectativas, lo que ellos (as) y sus padres quieren básicamente “es estar y que salgan graduados de un buen colegio”, esto no significa que se identifiquen y se comprometan con el Proyecto Educativo Institucional. La gran mayoría de estos niños (as) y jóvenes aún están inmersos en el mundo de los juegos y de los sueños propios de la edad; más que en el mundo del trabajo o en su proyección hacia él, para lo cual si soñaban y se preparaban a conciencia los antiguos alumnos itesistas hasta los años 80. Para esa década, las empresas radicadas en la región buscaban preferencialmente mano de obra formada y preparada en el Técnico, por la solidez y madurez cronológica y mental; hoy un egresado nuestro de 16 años en promedio, aunque laboralmente sea competente, ninguna empresa lo contrata porque la legislación laboral lo impide, aún evitan las empresas cualquier posibilidad de abrir un espacio para las prácticas empresariales por razones de índole legal. Lo que ocurre por regla general es que muchos de los egresados actuales ingresan inmediatamente a la universidad, muchos de ellos a carreras o a programas que no tienen relación directa con la formación técnica industrial en las especialidades y programas dados por el colegio.
Desde 1980 la cascada de reformas que han afectado al sector educativo en Colombia, también han tocado a los institutos técnicos, como parte integral que son de ese sistema, aunque en su historia pasada siempre gozaran de una gran autonomía a todos los niveles como ya se expresó con antelación, cuya mayor expresión estaba en depender única y directamente del Ministerio de Educación Nacional, nunca de las autoridades locales, sus rectores gozaban de suprapoderes, tenían presupuestos fijos asignados anualmente por el Ministerio de Educación nacional que garantizaban innovar, proponer, dotar, etc., hecho que se refuerza en 1982 con la expedición de la Ley 21 que les asignan nuevos y permanentes recursos.
Las reformas empiezan a tocar pues a los institutos técnicos industriales, que hasta 1998, eran aproximadamente 77 en todo el país formalmente reconocidos. Número que ya no se puede determinar con exactitud, por cuanto con la Ley 115 del 1994, cualquier colegio o institución educativa que registre un programa nuevo en media técnica ante el Ministerio de Educación Nacional o ante las autoridades locales, es considerado como técnico sin diferenciarlo, llegando a tener en el momento a más de 1700 registrados como tales; con ello, se diluyen y deben repartirse en forma diferente los recursos de Ley 21 y otros recursos de inversión.
A pesar de empezar a incursionar y a cumplir en el campo de las reformas y a comprometerse con los cambios ordenados por la Legislación Colombiana, los cambios sólo se producen en forma tangencial y gradual, sin adecuarse en forma total, es por eso que se da una mezcla preocupante entre lo contemplado en el Decreto 080 de 1974 y lo ordenado por la Ley 115 del 94, la cual sólo le dedicó el artículo 208 de la misma, a los Institutos Técnicos Industriales; artículo que a la letra dice; “Los Institutos Técnicos y Educación Media Diversificada. Los Institutos Técnicos y los Institutos de Educación Media Diversificada – INEM, existentes en la actualidad, conservarán su carácter y podrán incorporar a la enseñanza en sus establecimientos la educación media técnica, de conformidad con lo establecido en la presente ley y su reglamentación”.
Como puede observarse en el precitado artículo, no se precisa, ni se aclara la esencia, futuro, etc. de los institutos técnicos industriales. Después de 12 años de estar vigente la Ley 115 ningún gobierno, ni autoridad ha podido, ni querido aclararlo, ni reglamentarlo, a pesar de ser un tema de permanente actualidad y discusión y de reclamos, con lo cual se continúa en un verdadero limbo, y se presta para múltiples interpretaciones en cada institución y en cada sección territorial.
Aunque se empezó a trabajar en el campo de las reformas con la Ley 115 y se cumplió con los primeros pasos hacia 1997, especialmente en cuanto hace referencia a la elaboración y presentación del Proyecto Educativo Institucional, el Instituto Técnico Superior se resistía a cambiar en forma total; por ello, puede decirse que este cambio se hizo tangencialmente, y a pesar de todo continuó siendo en parte, una isla en el contexto educativo. Esta situación se mantiene aún en muchos institutos técnicos del país, con lo cual y escudados en el Artículo 208 de la Ley 115, muchos de alguna manera le hacen el quite a la misma ley y siguen permaneciendo en el pasado histórico.
Lo anterior llevó a que en 1998 dentro del plan de racionalización emprendido por los gobiernos Departamental y Municipal, el Instituto Técnico Superior fuera visitado por una comisión de supervisores, quienes al analizarlo en lo administrativo y académico, encontraron falencias que tenían por fuerza de ley que ser atendidas y resueltas, hallaron que era un colegio con 1300 alumnos y 84 docentes de planta y un buen número por contrato, 7 directivos, y talleres semivacíos; que los docentes del área técnica laboraban con grupos conformados por 2, o a lo sumo 10 estudiantes. Igualmente, los docentes del área técnica, muchos de ellos tenían asignaciones académicas muy por debajo de lo establecido en el Decreto 179 del 82, con horarios semanales que apenas si llegaban a los 16 períodos de 45 minutos, situación que generaba un rompimiento entre la parte académica y técnica y una odiosa discriminación entre los mismos docentes y entre las jornadas. El Plan de Estudios era una mezcla entre lo antiguo y lo moderno a nivel legal; con lo cual, puede afirmarse que para este año, el Instituto Técnico Superior estaba trabajando con un sincretismo de parámetros y lineamientos diferentes a los del resto de instituciones educativas, aunque en su interior se vivía todo un panorama de agitación, de consulta y discusión sobre los nuevos rumbos, programas y especialidades que debían adoptarse para colocar al Instituto Técnico Superior de cara a los requerimientos del desarrollo, económico, político y social de la región. Ya para entonces, fruto de extenuantes sesiones de trabajo se presentan interesantes propuestas académicas, como resultado del trabajo en equipo.
Finalmente en este año 1998 se hacen nuevos ajustes y se adoptan nuevas propuestas y programas. También se produce la separación e independencia mediante acto administrativo de la jornada nocturna de las diurnas, la que en la práctica desde hacia muchos años atrás ya no pertenecía directamente al Instituto Técnico Superior, pues tenía su propia estructura, sus propios programas, sus directivos y docentes totalmente diferentes y sin vínculo real, ni legal que les uniera.
1999 es el año en el cual, por solicitud de las Secretarías de Educación del Departamento y del Municipio, ante el Consejo Directivo y la comunidad, se plantea y propone iniciar el desmonte gradual del nivel de básica secundaria y la recepción de alumnos nuevos sólo en grado 10º para transformarlo en un centro educativo de media técnica industrial, con programas puntuales para dos años; es decir, se rompe con el esquema y formato de rotación por talleres y con el prurito que sólo podían estudiar y graduarse en el técnico quienes hubiesen iniciado desde grado 6º. Hacia el mes de marzo, miembros del Consejo Directivo y un grupo de maestros, movidos por la presión de la comunidad y el temor a “sobrar” en el técnico por la falta de alumnos en la segunda jornada, deciden desconocer dicho acuerdo y promueven un paro de alumnos que duró aproximadamente 20 días, con esta acción de hecho, debió revocarse tal medida e iniciativa, efectuando una matricula extraordinaria de alumnos recomendados y traídos por los mismos docentes para grado 6º; de todas formas, se rompe con el esquema tradicional, y se da la apertura para que puedan ingresar a futuro estudiantes en grados diferentes, no exclusivamente a partir de grado 6º.
Desde entonces y con la doble dependencia de las Secretarías de Educación, el Instituto Técnico procura en todo momento redefinir el proyecto educativo institucional, atendiendo orientaciones y requerimientos en ocasiones confusos o contradictorios; al mismo tiempo, se expiden por parte del gobierno nacional y en el marco de los gobiernos Pastrana y Uribe, leyes, decretos y resoluciones que le afectarán todavía más, como al resto de instituciones educativas; basta mencionar: la Ley 734, la Ley 715, los Decretos 230, 3020, 1850, 1278. También se producen a nivel Departamental y Municipal, decisiones que afectaron las plantas de cargos y de personal, los planes de estudio, las intensidades horarias, y se afecta y limita la autonomía institucional. Aparecen los colegios completos, se da paso a las fusiones e integraciones entre escuelas, colegios, y centros docentes. Estableciéndose que ya solo podrán existir o centros educativos o instituciones educativas. Se eliminan los aportes Ley 21 y se establece la gratuidad total, con lo cual se afectan también duramente las finanzas de la institución.
El Instituto Técnico Superior desde el 30 de octubre de 2002, es transformado en institución educativa con estudiantes y niveles desde transición (preescolar), hasta grado 11º o media técnica completa, responsabilidad y misión para la cual nunca se había preparado; los recursos propios ya no existirán más, debe depender directamente de los recursos asignados por gratuidad de parte del municipio de Pereira, recursos de por sí pírricos e insuficientes, si se comparan con el presupuesto anterior, aportes que frenan e imposibilitan llevar a cabo nuevas inversiones sobre todo a nivel de capacitación de docentes, de actualización y adquisición de nuevos equipos o tecnología de punta; aunado a lo anterior no existe ningún apoyo, ni inversión del sector empresarial o industrial, el que sólo se limita a reclamar o a cuestionar cada vez que se le ocurre, pero no a conceder, ni a invertir, papel similar al asumido por sus cientos de egresados.
Así las cosas del 98 al 2003 se consolidan, la nueva propuesta de Proyecto Educativo Institucional, la presentación y consolidación de las nuevas especialidades y programas. Tarea y acción que culmina parcialmente el 14 de octubre de 2004, cuando oficialmente la Secretaría de Educación Municipal, reconoce mediante la Resolución No. 456, el nuevo Proyecto Educativo Institucional y el nuevo Plan de Estudios para la media técnica industrial.